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Benditos Artificiales

Néstor A. Cortés

Benditos artificiales (Fernando "Paiemon" González)
Ilustración de Fernando "Paiemon" González

Doña Hermelinda se harta en los desayunos: ve a su familia disfrutar los nuevos refrescos nacionales y la comida empaquetada que a ella le prohíbe su doctora. Ninguna de sus hijas la invita a opinar en su debate sobre si el Nuevo Gobierno es legítimo o un montón de oportunistas. Al menos esa conversación la entiende porque sus nietos se pierden discutiendo sobre videojuegos.

Extraña a su hijo Andrés, QEPD, quien siempre hubiera hecho a un lado a todos para platicar con su madre por horas. Sin hacer ruido, Hermelinda se levanta, toma su tarjeta CURP y se va.

Se dirige a las instalaciones de bienestar comunitario para su chequeo médico del mes. Se apoya en las paredes porque las calles de Axutla, pavimentadas con adobe, están muy inclinadas y la clínica está sobre el río Mixteco, dirección cuesta abajo. Axutla aún es un conjunto de unas cien construcciones rodeadas por puro verde y río, pero las cosas cambiaron mucho desde la guerra. La escuela ahora es un museo regional que alberga a ingenieros agrónomos y meteorólogos. Para comunicarse con el mundo, ya no hace falta pagar $20 mxn por diez minutos en el único teléfono público porque gracias al Nuevo Gobierno hay una antena de internet. Incluso hay menos burócratas en el ayuntamiento y cada año una avioneta aterriza en el cerro y hace descender una serie de drones para repartir fertilizantes y otros insumos.

Por su parte, las instalaciones del centro comunitario bien valen el sufrimiento de caminar hasta ahí: una estructura de metal pulido semi flotante y multiusos. En temporada de lluvias el río Mixteco fluye por sus entrañas purificando el agua y proveyendo electricidad, principalmente a la clínica municipal directamente conectada. Es el tercer año en funcionamiento de las instalaciones desde que el Nuevo Gobierno comenzara su Programa Eficiente de Reconstrucción Nacional, el cual había levantado con éxito media docena de instalaciones al interior del estado de Puebla y casi un centenar en todo el país.

Es miércoles y son las 10 am. Doña Hermelinda pasa por las rejas automáticas hasta la clínica porque las computadoras detectan la presencia de su identificación. Como lo esperaba, la puerta del consultorio está entreabierta y no hay nadie más. Empuja la puerta:

¡Buenos días Doctora! el saludo se convierte en grito cuando descubre a la Doctora Marina acostada en un charco de su propia sangre. Intenta sacar su celular hasta que una voz carrasposa y herida la interrumpe:

¡No lo haga! la Doctora extiende su mano por ayuda. Paralizada, Hermelinda no sabe qué hacer, pero la escucha.

No llame a la policía. Lo buscan a él. Ayúdelo, por piedad.tiene la ropa empapada y los ojos desorbitados le insinúan que no puede ver.

Detrás de la camilla de examinación hay un hombre en posición fetal. No quita los ojos de la pobre Marina y la camisa que le debía cubrir los antebrazos está chamuscada y fusionada con su piel.

¡Ayúdenlo, por compasión! Debe llegar a Pueblase le alcanza a escuchar a través de la boca ahogada en sangre, con su débil dedo apuntando al hombre.

Pasa un rato. Nadie ha entrado ni salido de las instalaciones. El hombre de las manos quemadas no habla ni se mueve. La doctora ya no respira. “Tan joven y linda” piensa la señora. 

Doña Hermelinda se acerca al hombre. Es joven, tiene unos treinta años, su cabello es corto y negro. Sus facciones son mixtas. Se parece mucho a Andresito, siempre tan trabajador (y que Dios lo tenga en su santa gloria). El pobre no reacciona a su presencia. Ella tiene que hincarse, como en la iglesia, para verle la cara y quitarle las manos quemadas del pecho. En donde debería estar el corazón tiene un agujero enorme; en lugar de tripas, hay cables y piezas extrañas.

Ninguno de los dos lo sabe, pero una avioneta acaba de despegar desde la pista que hay en la cima del cerro junto al pueblo. A bordo, dos oficiales del Nuevo Gobierno informan a sus superiores que persiguen por la sierra de Acatlán a dos artificiales.

Benditos artificiales. Hace diez años estaban en la tele. Ella lo recuerda porque su hijo le compró uno para cuidarla. “Mi coco, ¿qué fue de ti?” Se pregunta Hermelinda mientras piensa en el viejo mayordomo que siempre le hacía charla y la sacaba a bailar en las fiestas. El antiguo gobierno había confiscado a los artificiales para ir a la guerra y no se volvió a saber de ellos.

Puebla…me dijo que había que llegar a Puebla.

La señora no lo comprende. ¿Por qué? Nadie vivía ahí. Sólo eran ruinas y niebla fosforescente. Cenizas y escombros.

El artificial capta la mirada de consternación de la abuela. Empieza a entrar en sí. Su cerebro se las arregla para racionalizar el trauma. Su intuición le dice que puede confiar.

Más como yo… La doctora me dijo que ahí había más como yo. habla rápido y asustado.

“¡Claro!” Piensa ella: la radiación no sería un problema.

Ayúdeme a llegar.

Los pensamientos la asaltan. Es un viaje de casi cuatro horas al norte, con drones Arcángel en cada caseta e intersección. Hermelinda tiene las llaves de la camioneta de Andresito.  

Llega el mediodía. Las citas de la Doctora Marina fueron canceladas y su consultorio cerrado con llave. Hermelinda estará de regreso a eso de las doce. Sólo tiene que acercar al artificial lo suficiente. Reza porque los hombres que mataron a la Doctora no vayan tras ella. 

Néstor A. Cortés es Licenciado en Filosofía por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla con especialidad en filosofía política y filosofía del arte. Se ha desempeñado profesionalmente en varios ámbitos: (1) asistente de investigación para el departamento de filosofía de la Universidad Popular Autónoma de Puebla; (2) escritor-guionista para el videojuego en desarrollo Historia de 2 Princesas de la desarrolladora poblana HIKS; (3) secretario particular para la Gestoría Cultural La Escuadra; (4) representante comercial para La Herbería Botánica Mágica, tienda esotérica; (5) profesor de filosofía en el Colegio Woodcock y (6) como gestor cultural para una diversidad de agentes y proyectos de relevancia. Actualmente se encuentra publicando sus primeros escritos en el género de la Ciencia Ficción, su principal interés.