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Memorias de mayo

Gilda García

I

Ojos enterrados en penumbra como topos de tierra,

supervivientes del Híper Colapso.

La tecnología tendió nuestros cuerpos con cables de alta tensión

privándonos de combustible y pulsos de electricidad.

El Puente de Bubas: hogar temporal

de goteras que taladraron nuestros oídos sin tregua.

 

Necesitábamos el cielo, volver la mirada hacia lo alto,

los mismos ángeles que subieron las campanas divinas

ahora las derriban para dar paso a gárgolas de lodo.

 

El territorio se desbordó entre lluvia y orina del Atoyac,

apenas puedo recordar al Sol nutricio.

Vapores nucleares que trastocan la existencia.

 

II

El agua cedió para dar paso a la luz natural

salimos en carrera vertiginosa para restaurarnos.

Flores de terciopelo titilantes nos reciben para enmarcar la visión

pasajes otrora turísticos contienen inmundicia.

Algunas aves revolotean en el cielo recién aplacado, vuelan en círculos intranquilas.

 

Hallamos pocas provisiones:

rocío que aclara el pasado abrumador dejando en su lugar

nuevos lienzos tejidos de palma.

 

En la Catedral de lo que fue la Ciudad de Puebla nos esperaba el sacrificio,

la inmolación de los descendientes de Zaragoza.

 

III

Habitantes de:

la Nueva República de Tabasco, del Sagrado Imperio de Nueva Galicia

y los Estados Unidos del Bajío, trastocan nuestra incipiente libertad

exigen la unión a sus comunidades con poco tacto.

 

Buscan recrear batallas antiguas,

donde la sangre era el trofeo espléndido.

 

Ya no existe la antigua águila que devoraba una serpiente,

la víbora nos devoró a todos escupiéndonos en lo que queda del Anáhuac.

 

No deseamos más ofrendas a la muerte.

Los diálogos son inútiles.

 

IV

Surgen las armas, hojas de acero que cortan,

la gente tiene poca energía y se usará en la batalla.

No sé si estaremos a la altura de una ofensiva absurda

queremos paz, sólo eso

para luego labrar la ciudad con brazos de nuevas entidades

no de ángeles, sino de almas de semilla de calabaza.

 

No hay espacio para la evasión

ojalá se reviva el espíritu de mayo…

Gilda García es docente en áreas económico administrativas y escritora. Primer premio del concurso de poesía circundante de Ediciones Periféricas (2021) con el poemario “La Heredad de los Espejos”. Primer lugar del concurso de cuentos de ciencia ficción de la Feria Internacional del Libro Astronómica de la Universidad Autónoma Metropolitana (2021). Primer lugar del concurso de cuento “Iluminadas” de ciencia ficción organizado por los colectivos Especulativas y Las sin sostén (2020). Ha publicado textos en diversos medios en México, Colombia, Costa Rica, Perú, Ecuador y Estados Unidos.